¿Qué es una tarjeta revolving?
En líneas generales, las tarjetas revolving son una tarjeta de crédito que permite pagar las compras a plazos al consumidor con un límite establecido generalmente por debajo de 10.000€ que se renueva mensualmente.
Esta además tiene la particularidad de que, a la hora de devolver el dinero del que se ha dispuesto, el usuario puede fraccionar los pagos y realizarlos mediante cuotas periódicas.
Estas cuotas pueden establecerse como un porcentaje de la deuda existente o como una cuota fija.
Además, puede amortizar anticipadamente cuando lo desee, dentro de un plazo mínimo, o aplazarlo aportando siempre una cantidad mínima establecida. Técnicamente hablando, se trata de un producto financiero híbrido entre el crédito tradicional y el préstamo personal.
¿Cuál es la diferencia con una tarjeta tradicional?
La gran diferencia con una tarjeta de crédito tradicional es que la deuda derivada del crédito se “renueva” mensualmente:
Disminuye con el pago de las cuotas, que genera así un nuevo disponible. Pero aumenta mediante el uso de la tarjeta (pagos, reintegros en cajero), así como con los intereses, las comisiones y otros gastos generados, que se financian conjuntamente.
¿Cuál es uno de los mayores peligros de las tarjetas revolving?
Y ahí es donde las tarjetas revolving esconden uno de sus mayores peligros: muchas veces, en la cuota mensual que se abona, debido a los altos intereses que se aplican, apenas se amortiza el crédito.
Además, como se genera un nuevo crédito disponible, lo más habitual es seguir disponiendo de ese crédito y así aumentando la cuantía a devolver.
Una situación que provoca una especie de efecto bola de nieve en la que la deuda no se termina nunca de pagar y que genera una espiral de endeudamiento de la que parece imposible salir.
¿Cómo sé si tengo una tarjeta revolving?
La mayoría de las personas suelen asociar las tarjetas revolving a las entidades financieras. Craso error ya que, en nuestro país, existen multitud de tarjetas revolving que no son comercializadas necesariamente por una entidad bancaria.
Así, junto a las de entidades financieras conocidas como Santander, BBVA, Wizink, EVO, Cofidis, Caixabank o Bankinter, existen tarjetas revolving comercializadas por otro tipo de empresas con un nombre comercial más adaptado al tipo de compra realizada. Así, se pueden destacar las de Alcampo, Cepsa, Carrefour, Fnac, Iberia, Eroski, Inditex, Ikea, Leroy Merlín, Renfe o Vodafone, entre muchas otras.
Todas, y esto es lo esencial, esconden los mismos peligros: intereses abusivos y falta de transparencia.
Para saber si la tarjeta que tenemos contratada es una revolving, basta con que analicemos si responde a las características que antes explicábamos: pago aplazado en cuotas mensuales y un crédito que se renueva mensualmente.
¿Qué importe del crédito puedo recuperar?
Al reclamar una tarjeta revolving y demandar a la entidad comercializadora de la misma, la Justicia decidirá sobre la nulidad del contrato.
Si el juez declara nulo por usurario el contrato de préstamo de la tarjeta revolving, el prestatario únicamente se verá obligado a devolver a la entidad la cantidad principal prestada, pero si la cantidad que ya ha devuelto es mayor del préstamo inicial, a consecuencia de los intereses aplicados, tiene derecho a que dicha entidad se los devuelva, quedando el cliente liberado del préstamo y la entidad incluso devolviendo el dinero pagado de más.
Hay algunos clientes que han recuperado más de 30.000 euros.
Algunas entidades como Wizink, Caixabank o Bankinter intentan negociar la deuda de la tarjeta revolving directamente con el afectado. Estos acuerdos pueden ser perjudiciales, ya que si se acepta el acuerdo, el afectado renuncia a reclamar judicialmente en un futuro. Presentar una reclamación judicial contra la entidad y ganar el caso, supone acabar con la pesadilla de las tarjetas revolving.
(Fuente: Emerita legal. Autor: Fernando Renedo Arenal)